Naciones mutantes (4ª parte): Krakoa
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Hablar
de Krakoa no es sólo hacerlo de la última (hasta la fecha) nación mutante,
también de un ser vivo extraordinario. Literalmente “La Isla que camina” ha
estado envuelta en el misterio hasta hace poco con muchas conjeturas sobre su
origen.
Durante décadas se creyó que todo ese ecosistema viviente era fruto de la experimentación nuclear en mitad del Océano Pacifico donde suele encontrarse pero la realidad era mucho más asombrosa y siempre ligada de un modo ú otro a la historia de los X-Men como antagonista o aliada.
Sin
embargo un ataque de la dimensión de Ameth, obligó a En Sabah Nur a dividir
Okkara por la mitad para repeler la invasión. Como consecuencia de ello, nacieron
dos nuevos seres sentientes: Krakoa y Arakko.
El
resto de esos mutantes se exilió junto a Arakko a la dimensión de Ameth con la
intención de acabar de una vez por todas con sus atacantes con la excepción de
Apocalipsis que permaneció en la Tierra preparando el regreso de los suyos.
Muchas generaciones pasarían hasta que se produjese el reencuentro.
Y
así continuó la existencia secreta de Krakoa con algún encuentro ocasional como
el que tuvieron Nick Fury y sus Comandos Aulladores en 1945.
No
fue hasta hace unos años cuando la Patrulla-X original más Kaos y Polaris fueron
guiados erróneamente por Cerebro hasta Krakoa que los capturó para alimentarse
de su energía vital, cosa que ya hacía previamente como parte de Okkara aunque
allí eran sus habitantes los que gustosos le ofrecían ese alimento sin
perjuicio debido a su número.
Charles
Xavier manipuló y engañó a un grupo de mutantes al cuidado de Moira Kinross MacTaggart
para que acudiesen en auxilio de sus alumnos. La misión fue un fracaso absoluto
y se dio por muerto a todo el equipo rescatador aunque Darwin y Gabriel Summer,
hermano de Cíclope y Kaos lograron sobrevivir. Este capitulo se mantendría
oculto durante mucho tiempo.
Xavier
no cejó en su empeño y volvío a reunir unos
nuevos X-Men para acabar lo que empezado. En esta ocasión, se trataba de mutantes
con los que Charles se había cruzado antes en el pasado y que a diferencia del
equipo de Moira sí que tenían experiencia con sus poderes. Así surgió la
denominada Segunda Génesis de la Patrulla-X que sí que tuvo éxito rescatando a
sus compañeros.
Krakoa
fue derrotada y exiliada al espacio exterior donde El Extraño la sometió a
experimentos hasta que logró regresar a la Tierra.
En
los años siguientes, los X-Men tendrían diferentes encuentros con los llamados
hijos de Krakoa, nacidos de esporas que la isla viviente había liberado en la
atmósfera antes de salir del planeta. Uno de ellos incluso formaría parte de
varias de las Escuelas para mutantes.
Lo
que nos lleva a la historia de Krakoa como nación y para ello tenemos que
hablar de Moira.
Moira
MacTaggart era una mutante cuyo poder le había hecho vivir diferentes vidas en
distintas realidades del Multiverso. Tras cada muerte, Moira volvía a nacer en
un nuevo universo recordando cada una de sus vidas previas. Su objetivo era
lograr siempre el mejor escenario posible para la prosperidad de los mutantes. En
esas vidas había constantes como Xavier, los X-Men, Magneto, La Hermandad o Apocalipsis
y siempre acababan en tragedia y fracaso.
Ante
su decima y probablemente última reencarnación, decidió cambiar de estrategia y
directamente permitió que Charles Xavier descubriera de su propia mente lo que
había experimentado. Confuso por la cantidad de información psíquica pero
convencido, Xavier junto con Moira contactaría con Magneto, indispensable para un
plan del que nadie salvo la propia Moira sabía todos los detalles. Ella
aprovecharía siempre la confusión de los detalles para que pese a las alianzas,
la historia se desarrollase exactamente como ella creía que debía hacerlo
incluso cuando Magneto estaba enfrentado con Xavier. Un plan tan concienzudo
que en los años siguientes incluyó su ruptura sentimental con Charles,
condenarse al matrimonio con un maltratador y fingir su propia muerte con tal
de esta vez lograr su meta.
No
hace mucho, el plan llegó a su culminación. Charles Xavier que había renunciado
al sueño de una coexistencia entre humanos y mutantes contando con la
colaboración de Doug Ramsey alias Cifra convencieron a Krakoa para convertirse
en asentamiento de los mutantes del mundo, además de mostrarle cómo las
distintas flores que crecían en ella podían servir a los fines del nuevo estado
soberano. De manera simbiótica, Krakoa obtendría beneficio al poder alimentarse
de energía vital mutante sin tener que agredir o perjudicar a nadie.
La
recién nacida Nación de Krakoa hizo su declaración de intenciones al mundo.
Ofrecían a todo país humano que estableciese lazos diplomáticos con ellos y
respetase los Derechos Mutantes, una serie de medicinas universales nacidas de
las flores de la isla a cambio de ese reconocimiento.
Todo
mutante del planeta Tierra por el hecho de serlo se consideraría de manera
automática ciudadano de Krakoa por lo que ya no estaba sujeto por Leyes humanas y en caso de ser juzgado, lo
sería por los suyos. De ahí que en principio y al constituirse como Estado,
todos mutante es bienvenido en la isla y amnistiado por crímenes previos aunque
pudiendo ser castigado por posteriores a obtener su ciudadanía krakoana por el
Consejo Silencioso, el órgano rotativo de gobierno del país formado por
representantes de las distintas facciones mutantes.
Los
krakoanos utilizarían otras flores de la isla para crear hábitats, portales
para viajar a prácticamente cualquier lugar o armamento y tecnología muy por
encima de la media de la humanidad en el Universo Marvel.
¿Es
Krakoa un paraíso? Los mutantes han conquistado hasta la muerte y ahora pueden
regresar a la vida con relativa facilidad. Son libres y pese a cierto temor
internacional y reiteradas amenazas, han logrado salir bien parados. ¿Dónde
está el problema?
Está
tan oculto como Moira que permanece aún en las sombras en una parte de la isla
que sólo conocen Xavier y Magneto. Nadie sabe que sigue con vida salvo ellos y
los tres guardan un terrible secreto: Krakoa, al igual que las naciones
anteriores caerá en algún momento. Si algo ha aprendido MacTaggert de sus vidas
es que todo acaba siempre en tragedia pero que esta vez tienen que luchar
contra el propio destino para que no se cumpla o retrasar al máximo ese final.
Hablando
de destino, evitar ese conocimiento se divulgue ha retrasado de manera
indefinida devolver a la vida a los mutantes precognitivos. Su experiencia con Irene
Adler alias Destino en una vida anterior es la causa de esta decisión. Algo de
lo que es ajena Mística que está furiosa porque su mujer aún no ha resucitado.
No
hace mucho, los mutantes de Krakoa supieron la historia completa de Okkara cuando
algunos de ellos tuvieron que enfrentarse con algunos de los mutantes de Arakko
en un torneo orquestado por Ópalo Luna Saturnina, la Majetrix Onmiversal de
OtroMundo. A su conclusión y después de vencer la amenaza de Aniquilación y sus
hordas, Arrakko y sus habitantes regresaron a la dimensión de la Tierra
mientras que Apocalipsis y su mujer Génesis se quedaron en Ameth a modo de
intercambio.
El
paso del tiempo había cambiado tanto a las dos islas que fueron una, que Arakko
y Krakoa se rechazaron mutuamente y decidieron no unificarse de nuevo como
Okkara.
Un
cisma en apariencia insalvable al que se dio solución ante el asombro y el miedo
de los humanos cuando el trabajo combinado de los mutantes de ambas islas logró
hacer habitable Marte y desplazar Arakko allí, dando a los arakki un lugar
propio y convirtiendo el planeta rojo en la capital del Sistema Solar y en el
primer planeta mutante. Tormenta sería nombrada regente de Arakko y en la
máxima representante del Sistema en asuntos galácticos.
Y hasta aquí hemos
llegado de momento. En el futuro próximo de Krakoa habrá asesinatos, traiciones
e incluso el probable fin de esta nación. Así que seguiremos informando.
Gracias por habernos
acompañado en este viaje por los grandes asentamientos mutantes y si os ha
gustado (o no) agradeceríamos los comentarios ya fuese en este blog o en
nuestras cuentas de Twitter. Un abrazo y por favor, leed tebeos.
Matías González Alarcón (@matias_gleza)
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